Por Ariel Ciano*
Carlos Arroyo se está acercando a los 1.100 días de gobierno, de aquel momento en que miles de vecinos lo acompañaron en las elecciones de 2015 porque creían en sus promesas, en su discurso, en él.
Quienes vivimos en la ciudad y hablamos con la gente todos los días, escuchamos y percibimos que todo eso quedó en el pasado y que hoy reina la desilusión ante sus promesas incumplidas de bajar las tasas municipales, construir dos hospitales municipales, ordenar el tránsito y hasta de llevar a cabo plan de medio ambiente, que, aunque secreto, decía tener.
Lo cierto es que Arroyo no ha cumplido con nada de ello. No solamente no bajó las tasas municipales, sino que las aumentó más que cualquier otra gestión que se pudiera recordar. Los hospitales no sólo no se hicieron, sino que ni siquiera pudo o quiso terminar dos polideportivos. Mar del Plata no cuenta con secretario de Seguridad porque el intendente Arroyo cree desde que asumió, que con él es suficiente. Y quizás su plan secreto de Medio Ambiente, haya sido su iniciativa de huertas comunitarias que tampoco logra concretar.
No ha gobernado nunca para brindar esperanzas. No propuso avanzar con el parque informático, y ni en políticas que pudieran generar empleo en la ciudad y queda claro que no entiende las nuevas tecnologías.
Arroyo tampoco entiende a los jóvenes y, por eso, vetó una ordenanza de educación sexual destinada a brindar información sobre prevención de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual a través de redes sociales, ordenanza que, con casi todos los concejales logramos, a través de la insistencia legislativa, finalmente aprobar.
En una de las pocas cuestiones que el intendente mostró reflejos para modificar algo de su gestión, ha sido empezar a gastar más en publicidad aunque ello vaya contra su promesa de campaña de mayor austeridad.
Lamentablemente Arroyo, hasta el momento, eligió no aceptar las críticas, ni dejarse ayudar, estando cada vez más aislado.
Por otra parte, y más allá de los serios problemas de gestión, Arroyo ha llevado a Mar del Plata a ser noticia nacional por temas que no nos enorgullecen, como sus dichos señalando que habría que enviar mujeres para seducir a empresarios para que inviertan en la ciudad o que las veredas están sucias porque ellas ya no las barren.
Lamentablemente, Mar del Plata se encuentra sin rumbo entre las incongruencias y las promesas de un intendente que defraudó a sus votantes. De hecho, recientemente el Concejo Deliberante aprobó por una mayoría la citación a dos de sus funcionarios, los secretarios de Hacienda y de Educación, para que brinden explicaciones sobre distintas medidas que perjudican a nuestra educación pública municipal.
Una gestión desacertada
Además de la falta de consenso a nivel local, los reproches al intendente continúan desde otras esferas de Gobierno. Como ejemplo, cabe citar lo expresado por la gobernadora Vidal, quien se manifestó en contra de gravar las exportaciones, como se desprende del borrador del presupuesto 2019 enviado por el Departamento Ejecutivo al Concejo Deliberante.
La política no es un juego en el que alguno de nosotros tratamos de hacer gala de nuestras destrezas. En la capacidad e idoneidad con la que podamos acertar con políticas públicas va la suerte de la calidad de vida de los hombres y mujeres que componen una comunidad.
Detrás de una gestión desacertada, y ésta ya no hay dudas que es algo más que eso, hay mucha gente que la pasa mal. Personas que ven truncados sus sueños. Niños, jóvenes y ancianos de diversa condición social cuyos proyectos de vida se vulneran. Tenemos la obligación de revertir ese deterioro construyendo una alternativa.
Arroyo está próximo a entrar en su último año de gobierno y realmente estamos muy preocupados por Mar del Plata. Todos queremos que la ciudad encuentre un rumbo y por eso, estamos dispuestos a cooperar.
Señor intendente escuche, convoque al diálogo. Mar del Plata está por encima de usted, de nosotros, de todos. Atienda los reclamos, porque sí no cambia el rumbo, el próximo que deberá dar explicaciones ante el Concejo Deliberante y la sociedad en su totalidad, será usted.
*Concejal 1 País